Un juego puede enseñarnos tantas cosas. Todos bailábamos en un círculo cada uno con su globo. Fue mágico y muy sorprendente el sentir la unidad integrada en cada uno de nosotros. Como disfrutábamos con nuestro propio globo moviéndonos con él. Sintiendo, sintiendo... y sintiéndonos. Desde el momento que me distraía y miraba al otro, pensaba muchas cosas, parece que el otro lo hace mejor, o parece que disfruta más que yo. Me empezaba a dar vueltas la cabeza con comentarios así. Miré el globo y me propuse volver a sentir y disfrutar de las sensaciones. Fluía y fluía.. bailaba y disfrutaba. En ese momento se acercó alguien del grupo y nos pusimos a bailar yo con mi globo y ella con el suyo, a la vez parecíamos una sola persona, moviéndonos al mismo ritmo, desde el momento que yo me distraía y no prestaba atención a mi globo dejaba de coger la armonía, entonces reaccionaba y volvía de nuevo a concentrarme en mi propio globo. Comprendí que podía ser un ejemplo de como armonizarnos con lo que nos rodea, el globo nuestro interior, si no nos sentimos en nuestro interior, si no estamos y fluimos con él no podemos disfrutar del exterior.
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